Tal vez sea un consuelo nomás ante la brutal realidad de que
sigan ganando los mismos.
Puede ser.
Lo cierto es que por las elecciones primarias, o por lo que
sea, un centenar de nuevas voluntades se incorporó a la política de Ituzaingó
por primera vez.
Un centenar de vecinos de Ituzaingó que dejó la tranquilidad
de su vida habitual y rutinaria para comprometerse con una idea común a todos,
no importa la edad, ni el partido donde desarrollaron su febril labor durante
varios meses. La idea de buscar el bien común, de modificar lo duro y
equivocado de nuestra realidad cotidiana desde adentro, como corresponde.
Cien personas que entendieron que convertirse en ciudadanos
no pasaba solamente por ir a votar cada dos años y se acercó al candidato local
que mejor lo representaba.
Así comenzaron a participar de reuniones donde vieron que el
mundo de la política estaba mucho más cerca y al alcance de lo que algunos
pícaros se encargan siempre de ocultar.
Al igual que apóstoles en cada uno de sus barrios se
dedicaron a predicar la necesidad de un
cambio, criticando los errores del partido gobernante y esbozando algunas
modificaciones posibles.
Noches de debate e intercambio fueron pariendo propuestas en
concreto, muchas de las cuales iban saliendo de los mismos vecinos vehiculizadas
por estos militantes, muchos de los cuales no habían participado jamás en una
elección a nivel local.
De allí se fueron perfilando los que pintaron los carteles,
pegaron afiches, repartieron material impreso casa por casa, pusieron su
vehículo para los actos, se hicieron cargo de entrenar fiscales, y sobre todo
de ponerse la camiseta, de construir una alternativa para el pueblo.
Después de 16 años con el mismo gobierno, usted entenderá
que excluimos de estas líneas a los que trabajaron para el intendente Descalzo
por dos motivos: el primero que han sido rentados en su totalidad. El segundo
que por razones obvias no constituyen una alternativa, sino la más singular
continuidad del modelo de administración actual.
Lamentablemente esos 16 años se van a convertir en 20 por
obra y gracia de una serie de desaciertos de los votantes de Ituzaingó, muchos
de los cuales –estando en disconformidad con la gestión- no fueron a votar,
premiándola con otro período de 4 años.
Y más lamentable aun es que la mayoría de estos 100
luchadores seguramente siente que se ha involucrado en vano. Nada más alejado
de lo que Ituzaingó necesita. En estos 16 años muchos de los opositores al
intendente actual le han obligado a cambiar la agenda política y el rumbo de su
gobierno.
Cierto es también que esto no alcanzó para construir una
alternativa de gobierno concreta que pudiera ganar la Intendencia o quebrarle a
Descalzo su hegemonía en el Concejo Deliberante. Pero también es real que cada
período que acumula como jefe del gobierno comunal lo acerca más al desgaste y
en definitiva al ocaso como líder natural en Ituzaingó.
Sirvan estas líneas como reconocimiento y estímulo a estos
100 luchadores para quienes también va este consejo: solo desde abajo vienen
los grandes cambios, tómense el verano para descansar y también para ir
preparando un trabajo militante, tal vez el más fructífero y menos rechazado
por el vecino común. Un trabajo de militancia no comprometido con una elección
pero sí con la real y cotidiana necesidad de sus vecinos.
Desde aquí estaremos listos para reflejar en estas líneas lo
que en ese sentido se haga y que para el 2013 sean 200 las voluntades y miles
los vecinos que quieran un cambio y se animen a luchar por conseguirlo.
Daniel Jorge Galst